viernes, noviembre 03, 2006

EL SHOW DE CUCAS

"Estoy muy avergonzada", dijo una mujer, cuya piel acababa de ser refrescada por un chorro de agua fría, pero que aún la tenía erizada por la experiencia que acababa de vivir.

Kelly, la llamaban sus compañeras y así se presentaba personalmente, pero su nombre real podía ser María, Claudia o cualquier otro impensado.


Su cuerpo y cara revelaban que su edad no superaba los 19 años, pero ella aseguró tener 21 y sus mejillas seguían sonrojadas, según ella por vergüenza, aunque cualquiera podría pensar con toda lógica que era por el reciente ajetreo.

Y es que 30 minutos antes, la habían anunciado a través del sistema de sonido del lugar que contaba con una corta pasarela de cinco metros enchapada en tableta de mediana calidad, un tubo en el centro de donde se colgaba y un buen cúmulo de sillas para los asistentes, además de dos televisores ubicados en las esquinas, con películas porno, como la chica show de la noche.

Ella salió vestida como en película "gringa", con unas botas de tacón ocho que le subían hasta la rodilla, un pantaloncito caliente rojo brillante y un top.

Empezó a bailar y poco a poco se fue quitando las pequeñas prendas que la tapaban, en algunas ocasiones pidiendo la ayuda del público, como cuando un hombre joven y bien vestido le ayudó a quitar la diminuta tanga, que dejó su "cuca show" al desnudo.

Entonces bailó otro par de minutos un reguetón, con movimientos muy insinuantes, hasta cuando se anunció, por el mismo sistema de sonido, que el hombre que se atreviera a subir al escenario podría tener sexo con ella.

De inmediato apareció un hombre de unos cincuenta años, al que ella recibió cariñosamente y empezó a ayudar a desvestir mientras acariciaba. Pero parece que sufrió de pánico escénico y su miembro no logró la erección.

Entonces hubo que buscar a otro voluntario. El llamado se hizo en repetidas ocasiones y cuando esa parte del show se iba a declarar desierta, un joven, con pinta de ejecutivo, de unos 28 años, se atrevió a subir empujado y vitoreado por sus compañeros de mesa y al parecer de trabajo. Él no estaba muy convencido, pero su resistencia era mínima ante la presión social.

Una vez sobre la pasarela, la joven lo abrazó y se le contoneo pegada a su cuerpo, para lograr que su virilidad saliera a flote, mientras sus compañeros y demás asistentes gritaban ¡Jose, Jose, Jose!

Entonces él empezó a acariciar su espalda y a medida que fue venciendo su timidez y se fue involucrando en el seductor juego se animó a bajar la mano y posarla sobre el protuberante duraznito trigueño de la sensual "chica show".

Ahí vino la exaltación del miembro que dejó una protuberante figura en su pantalón, que minutos más tarde se encontraba tirado sobre el piso, con el resto de su ropa, mientras él disfrutaba de las delicias del placer, en medio de las palabras de grueso calibre con que lo animaban.

Y a pesar de la multitud que se agolpaba para buscar el mejor ángulo de vista de la enloquecida actividad sexual de dos personas que no se conocían, pero mantenían una relación de fogosos amantes, el hombre contrajo su cuerpo y pasó de mil revoluciones a ninguna en un segundo.

Ella lo observó con una sonrisa de satisfacción del deber cumplido, mientras que él se dispuso a levantarse mal trecho, como si acabara de sostener una fuerte riña y una vez incorporado recogió su ropa y fue conducido a un lugar cerrado, donde se retiró el preservativo de su miembro ya flácido como resultado de la erupción y se aseo para vestirse y regresar a su mesa.

Allí, sus amigos lo recibieron con choque de palmas y abrazos, como si acabara de ganar un torneo de boxeo y lo invitaron a sentarse, mientras en voz baja le relataban cuál había sido la mejor parte, según la óptica de cada uno.

La mujer, por su parte, apareció, pero vestida de colegiala, al igual que sus compañeras, se sentó en una mesa y se tomó una cerveza que le invitó uno de los asistentes.

"Estoy avergonzada, porque en el tiempo que llevó trabajando aquí (ocho meses) mi labor ha sido presentación de desnudos, pero nunca me había tocado estar en público con otra persona, sino que la niña encargada hoy no pudo venir y me tocó cubrirla", dijo.

Agregó que por fortuna "el viejito no funcionó, porque hubiera sido más traumático. Por lo menos el que me tocó aguantaba".

Y no es que Kelly no haya tenido relaciones sexuales con señores de más de 50 años, pero siempre en la intimidad y tras sacarles una cantidad superior. "Porque la tarifa depende del marrano", sostuvo, al dejar escapar una carcajada.

DE TURISMO

Ese es uno de los imnumerables espectáculos que se pueden encontrar en Bogotá, donde existen, al menos 500 "clubes" dedicados a esa actividad, de los cuales sólo el 40 por ciento estarían registrados ante las autoridades distritales.

El Departamento Administrativo de Bienestar Social de Bogotá reveló que identificó 459 establecimientos de prostitución de los cuales cinco funcionan como centros de estética, ocho como salas de masajes, 20 como corporaciones nacionales, 70 como venta de licores y 33 que aparecen como reservados o residencias, que en su mayoría son casas de familia.

Según el reporte, la localidad de Santa Fe, donde funcionan lugares reconocidos como "La Piscina", es la de mayor actividad con 83 lugares, seguida por Chapinero con 66.

Lo que deja al descubierto que Bogotá no sólo es la ciudad donde se encuentran los mejores parques temáticos, ciudades de hierro, bibliotecas y cines del país, sino que también a avanzado en los shows de sexo, para vouyeristas, parejas y arriesgados.

Incluso se habla de que existe turismo sexual. Y no es sólo el de algunos desparchados u otros que tienen como programa visitar varios centros de estos en una sola noche de fin de semana, sino hasta extranjeros que vienen seducidos por los anuncios de "pereiranas, manizaleñas, bogotanas o costeñas vírgenes" que hacen esos lugares.

Aunque, por eso, todo parece indicar, podrían ganarse una demanda por publicidad engañosa.
Pero existen muchos más programas, como el show de las cucas borrachas. Este consiste en varias mujeres que salen como vinieron al mundo, pero más formaditas, al escenario y los asistentes se acercan agitando su botella de cerveza para poner el chorro a presión en la vagina de las doncellas, que terminan muy mojadas, a simple vista, por lo menos por la cerveza, quién sabe si también les producirá alguna exitación.

También existen atrevidas presentaciones en las que una niña juega con objetos en su sexo, como gafas, esferos, celulares, todos elementos suministrados por los asistentes y al final se introduce una botella llena de cerveza que al ser agitada se rebota espumosa y que después de un jugueteo se extrae para llevarla a la boca de algún ansioso visitante, que debe terminar de consumir el embriagador líquido, para culminar una loca noche, que después puede traer varias de insomnio, que son precisamente, el resultado, de los buenos recuerdos, pero no precisamente por lo que pueden ser igualmente buenos resultados, si no se contó con las precauciones necesarias para prevenir cualquier "impasse". De lo contrario, felicitaciones, que más noches vendrán.

*Fotos Juan Manuel Barrero

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